Una invitación a repensar la memoria política y las políticas de la memoria. A imaginar una contramemoria afectiva frente a los discursos unívocos del neocolonialismo, una memoria capaz de actualizar los relatos del pasado inventando nuevas estrategias para construirlos. A dar espacio a una posmemoria que atraviesa la experiencia de quienes crecen bajo la dominación de narrativas que preceden a su nacimiento. A asegurar, finalmente, un lugar para la memoria. Lanzamos una invitación para evitar la disgregación de los archivos, configurar nuevas historias a partir de ellos, activar la memoria archivada.